El inicio fehaciente y documentado de la historia del cultivo de la vid por esta zona onubense denominada “El Condado” hay que fecharlo en el siglo XIV, si bien existen legendarias referencias de los intercambios llevados a cabo entre los tartesos y los griegos, de partidas enviadas a Roma y de la tolerancia de los musulmanes con el cultivo y elaboración del vino.
La repoblación que se inicia en Andalucía tras la Reconquista hace que en el siglo XIV comience a cultivarse la viña en el Condado de Niebla, origen de la actual comarca. El maestre de la Orden de Calatrava, Don Juan Mestre, fue repoblador de Villalba del Alcor en 1327. Ocho años más tarde, el maestre dona a Don Romero Díaz cien aranzadas de montes jarales para que en el plazo de un año lo descuajara, rozara y plantara de viñas. Dado el trabajo excesivo encomendado, se le conceden a Romero nuevos plazos y la autorización para que las tierras pudieran ser cultivadas por colonos. Es a partir de aquí cuando comienza la progresiva y actual riqueza del Condado.
Durante todo el siglo XIV, los pueblos de la comarca aumentan su importancia tanto social como económica. Tal es el grado de calidad y volumen de la producción de vinos que la ciudad de Sevilla –que se extendía hasta el municipio de Manzanilla– se ve obligada a aprobar nuevas ordenanzas proteccionistas del vino para salvaguardar su mercado. Sin embargo, dado el prestigio e impulso de los caldos de Villalba, Bollullos, Almonte y La Palma, éstos siguieron comercializándose en el mercado sevillano. En el siglo XV continúa la época de esplendor. Las zonas de cultivo crecen, se cuidan y mejoran las técnicas de crianza y el vino de Manzanilla desplaza al exportado en rama. Desde los puertos de Palos y Moguer salían los vinos más solicitados, de “romania” y los vinos de Manzanilla, hacia Inglaterra y Países Bajos. Y, sin duda, de estos puertos zarparon estos vinos, y posteriormente, sus cepas, hacia el Nuevo Mundo pues muchos de los descubridores que acompañaron a Colón en su aventura eran de estos pueblos.
Los vinos del Descubrimiento
Existen documentos que fechan en enero de 1502 la salida de la primera partida de vinos de esta zona hacia las Indias. Esta partida sumó la cantidad total de 1.422 maravedíes y partió de Sevilla en la misma flota en la que viajaba hacia La Española fray Nicolás de Ovando. La tradición exportadora de la comarca se prolongó durante varios siglos, alcanzando su máximo esplendor en el siglo XVI.
La segunda mitad del siglo XVIII es el punto de inicio del decaimiento de este comercio vinatero con las Indias desde el puerto de Sevilla, debido al traslado de la Casa de la Contratación a Cádiz.
Los vinos del Condado se trasladan a los puertos de Cádiz, Puerto Real, Puerto de Santa María y Sanlúcar –llegando a esta última sobre todo vinos manzanilla–, desde donde parten a América.
El final del siglo se caracteriza por el inicio de la afluencia e instalación de familias vinateras riojanas en la comarca –entre ellas la de Juan Ramón Jiménez– quienes devolvieron de nuevo el esplendor a esta zona durante el siglo XIX. Sin embargo, a finales de éste, una plaga de filoxera trajo de nuevo la decadencia de la comarca prolongándose hasta, aproximadamente, los años 20 del siglo pasado.
Con la introducción de porta injertos resistentes comienza la recuperación pero los vinos de esta zona habían perdido el prestigio de siglos anteriores y pasaron a abastecer todo el territorio nacional hasta bien entrado el siglo XX.
No obstante, conscientes de la necesidad de producir y elaborar con criterios de calidad e intentar recuperar el esplendor de antaño, se crea la Denominación de Origen “Huelva” el día 10 de mayo de 1962 y, por Orden del Ministerio de Agricultura, se aprueba, en 1963, el Reglamento de la Denominación de Origen “Condado de Huelva”, que aúna a todos los sectores comprometidos en la gran empresa de redescubrir al mundo la excelencia de los Vinos del Descubrimiento.
22908 ORDEN APA/2967/2002, de 11 de noviembre, por la que
se ratifica el Reglamento de las Denominaciones de Origen «Condado de Huelva» y «Vinagre del Condado de Huelva» y de su Consejo Regulador. |
Un paso más en el reconocimiento de la calidad y tradición vitivinícola del Condado de Huelva es la recientemente creada Denominación de Origen “Vinagre del Condado de Huelva”, aprobada por Orden de la Consejería de Agricultura y Pesca el 31 de julio de 2002. En esta fecha también se ordena el nuevo Reglamento de la D.O. “Condado de Huelva” y de su Consejo Regulador, que nació hace más de 40 años y que ahora velará por la calidad de ambas denominaciones.
La zona vitivinícola que actualmente ampara las Denominaciones de Origen “Condado de Huelva” y “Vinagre del Condado de Huelva” abarca una amplia comarca situada al sureste de la provincia de Huelva y que limita: al norte, con la comarca de El Andévalo; al sur, con el océano Atlántico; al este, con las provincias de Cádiz y Sevilla; y al oeste, con la capital onubense. Se extiende por la llanura del bajo Guadalquivir, desde la divisoria de aguas que marca su afluente, el Guadiamar, hasta la ría del Tinto. Superficie
Viñedos
Datos de la Campaña 2004/2005 por municipios del Condado de Huelva. Datos parciales dados en litros. Variedades La variedad de vides cultivadas en esta comarca y autorizadas para la elaboración de vinos protegidos por las Denominaciones de Origen “Condado de Huelva” y “Vinagre del Condado de Huelva” son: Zalema, Palomino Fino, Listán de Huelva, Garrido Fino, Moscatel de Alejandría y Pedro Ximénez. La primera de éstas, la Zalema, es la vinífera que predomina en los viñedos de la zona con un 86% del total plantado. |
El Consejo Regulador sólo otorga la calificación de vinos amparados por la Denominación de Origen "Condado de Huelva" a aquéllos que utilicen las técnicas adecuadas tanto en la manipulación de la uva, del mosto y del vino como en el control de la fermentación y del proceso de conservación y producción. Todo esto, salvaguardando las características tradicionales de los vinos del Condado y con el objetivo último de obtener caldos distinguidos por su máxima calidad. Molturación–prensado de la uva para la obtención del mosto Envasado del mosto y preparación para su fermentación El vino nuevo, vino mosto o vino base obtenido de la fermentación realizada se somete a un riguroso proceso industrial que tendrá una mayor o menor duración según el producto final que se persiga. Envasado de los diferentes vinos preparados para su consumo |